¿La vida sin hombres?
Una vida independiente, sin la denominada “estabilidad” de la compañía de un hombre, incluso cuando de ser madres se trata. La mujeres pueden tener hijos solas, pero, ¿qué tan justo es con los hombres y los niños? informa fucsia.com
Hace algunos años, un caso sobre un proceso de inseminación artificial conmovió a los ingleses. Una pareja que no podía tener hijos decidió guardar el esperma para posteriormente tener un ‘hijo de laboratorio’. La pareja terminó su relación, pero ella quiere, a toda costa, tener el hijo del hombre que amó tanto. El novio, por su parte, dijo que ya no le interesa ser padre con esa mujer. Esta mujer seguramente puede hacer lo que quiera porque el semen ya se encuentra ‘consignado’ en el banco y prácticamente “ya no le pertenece a él”.
El la misma Gran Bretaña y por esa misma época se despertó otra gran polémica por un reality show que buscaba el “semen del padre ideal”. El programa, bautizado Hazme mamá, planteó la posibilidad de buscar un donante perfecto para “hacer feliz a una futura madre a través de una inseminación artificial televisada, usando una tecnología de punta”. Un argumento que dejó sin palabras a más de un defensor del derecho a la vida y a sectores conservadores. Las características para buscar al papá perfecto iban desde la inteligencia del individuo hasta sus estados financieros, pasando por el aspecto físico y, obviamente, sus rasgos de personalidad. El ‘elegido’ ganaría un buen dinero y el debate moral quedará para siempre en el panorama.
La pregunta es: ¿hasta dónde puede la mujer decidir este tipo de cosas por sí sola? Con todos los avances de la ciencia, es un hecho que cada vez las mujeres necesitan menos a los hombres y ya se está llegando al punto de que ni siquiera son necesarios para concebir. Muchas parejas de lesbianas, por ejemplo, han decidido ser madres a través del método de inseminación artificial con espermas conseguidos en bancos de semen, y existen algunos que, incluso, le piden a sus amigos que hagan la donación sólo para que su hijo tenga ciertas características físicas o de personalidad. ¿Será que estamos jugando a ser Dios?
Pero el problema moral es mucho más que eso. No se trata de saber que los hombres también tienen derecho no sólo a conocer a sus hijos, sino también a saber si quieren o no ser padres. Y los hijos también tienen derecho a tener un padre. Es verdad que las mujeres pueden criarlos solas —muchas veces ni siquiera es una opción porque los hombres no responden por ellos—, pero qué tan justo es que si existe una opción distinta esas criaturas no tengan la posibilidad de elegir si quieren llegar al mundo de esa manera. ¿Alguien ha pensado en eso?
La inseminación artificial es una bendición en la medida que le ha dado posibilidades a muchas parejas que ya han perdido la esperanza de tener un hijo por métodos naturales. Sin embargo, de pronto se han sobrepasado los límites y aun hoy no se sabe qué tan legal es que un padre pierda su derecho a elegir ser padre o por lo menos a saber si lo es. Las mujeres se han encargado de que los hombres cada vez tengan menos responsabilidades, y en su afán por querer ser supermujeres se han olvidado de que ellos también cuentan. Y, de pronto, hasta están interesados en ser responsables de sus hijos.
Y ni hablar de la parte sexual. Como se lee de Margulis y Dorion Sagan ¿Qué es el sexo?: “Hasta ahora, y como especie, los seres humanos sí necesitan el sexo para reproducirse. Pero, posiblemente llegue un día, quizá no tan lejano, en que el sexo y la reproducción se habrán desligado por completo de nuestra especie”. Y, si seguimos así, de pronto ni siquiera se van a necesitar a los hombres para “preservar la especie”. Algo que realmente sería muy aburrido.
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